Edición nº 11
Sobre la
caridad amenazada | Cuento
- Como se abrió el camino
Reflexiones
del Guerrero de la Luz
En la edición n. 106 del Jornalinho
(Portugal) encuentro una historia que mucho nos enseña respecto
a aquello que escogemos sin pensar.
Un día, un becerro tuvo que
atravesar un bosque virgen para volver a su pastura. Como era un
animal irracional, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas,
subiendo y bajando colinas.
Al día siguiente, un perro
que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar
el bosque. Después fue el turno de un carnero, jefe de un
rebaño, que viendo el espacio ya abierto hizo a sus compañeros
seguir por allí.
Más tarde, los hombres comenzaron
a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a la derecha
y a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos,
quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no
hacían nada para crear una nueva alternativa.
Después de tanto uso, el sendero
acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales
se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas
una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos
si no hubieran seguido la vía abierta por el becerro.
Pasaron muchos años y el camino
se convirtió en la calle principal de un poblado y, finalmente,
en la avenida principal de una ciudad. Todos se quejaban del tránsito,
porque el trayecto era el peor posible.
Mientras tanto, el viejo y sabio bosque
se reía, al ver que los hombres tienen la tendencia a seguir
como ciegos el camino que ya está abierto, sin preguntarse
nunca si esa es la mejor elección.