Edición nº 68
Los nuevos emprendedores |
Delante de Dios
Pamela Hartigan, directora de la Fundación Schwab, desarrolló
una lista de diez puntos comunes entre las personas que, insatisfechas
con el mundo que las rodeaba, decidieron crear su propio trabajo.
Pienso que la lista de Pamela va más allá de la iniciativa
social - o "emprendimiento social", como es llamado este
nuevo mecanismo - y puede ser aplicada a muchas cosas que hacemos
en nuestra vida diaria.
Impaciencia: quien busca su sueño no se queda esperando
a que las cosas sucedan: ve los problemas de ayer como las oportunidades
de hoy. Por causa de su impaciencia, es frecuentemente obligado
a cambiar de rumbo, pero es esa adaptación la que lo hace
madurar.
Conciencia: quien busca su sueño sabe que no está
solo en este mundo, y cada gesto suyo tiene una consecuencia. El
trabajo que está haciendo puede transformar el ambiente que
le rodea. Al comprender este poder, él pasa a ser un elemento
activo de la sociedad y eso le reconcilia con la vida.
Innovación: quien busca su sueño cree que todo puede
ser diferente de cómo es, pero para ello necesita encontrar
un camino que aún no fue recorrido. Aunque esté siempre
rodeado de la vieja burocracia, de los comentarios ajenos y de las
dificultades de penetrar en una selva aún no conquistada,
él descubre las maneras de hacerse oir.
Pragmatismo: quien busca su sueño no se queda esperando
los recursos ideales para comenzar su trabajo: se remanga las mangas
de la camisa y se pone manos a la obra.
Aprendizaje: quien busca su sueño es generalmente alguien
que tiene un gran interés en una determinada área,
y cuya observación detallada hace que encuentre nuevas soluciones
para problemas antiguos. Pero este aprendizaje sólo pude
ser alcanzado a través de la práctica y de la constante
renovación.
Seducción: nadie consigue sobrevivir aislado en un mundo
competitivo: consciente de eso, quien busca su sueño consigue
hacer que otras personas se interesen por sus ideas. Y esas personas
se interesan porque saben que están delante de algo creativo,
comprometido con la sociedad y que, además, podría
resultar lucrativo económicamente.
Flexibilidad: quien busca su sueño tiene una idea en la
cabeza, y un plan para transformarla en realidad. Sin embargo, a
medida que avanza, se va dando cuenta de que tiene que adaptarse
a las realidades del mundo que le rodea, y es a partir de ahí
que su responsabilidad social pasa a ser un factor importante en
la transformación del medio ambiente. Un ejemplo: para disminuir
la mortalidad infantil de una determinada ciudad no basta cuidar
la salud de los niños; es preciso modificar la estructura
sanitaria, el sistema de alimentación, etc..
Obstinación: quien busca su sueño puede ser flexible
en su camino, pero está al mismo tiempo concentrado en su
objetivo. Por causa de sus ideas innovadoras y por estar siempre
moviéndose en terreno desconocido, jamás dice "lo
probé, pero no dió resultado". Al contrario,
siempre busca todas las alternativas posibles y gracias a eso los
resultados terminan apareciendo.
Alegría: quien busca su sueño pasa por momentos
difíciles pero está contento con lo que hace. Sus
eventuales confusiones y errores nada tienen que ver con su incapacidad,
y él es capaz de sonreir cuando da un paso en falso porque
sabe que podrá corregir su movimiento más adelante.
Contagio: quien busca su sueño tiene la capacidad única
de hacer que las personas que le rodean perciban que vale la pena
seguir su ejemplo y hacer lo mismo. Por ese motivo jamás
se sentirá solo, incluso si de vez en cuando se siente incomprendido.
Pamela Hartigan termina su estudio poniendo como ejemplo a un
brasileño, Fabio Rosa, que desarrolló un sistema de
uso de energía solar después de ver que su comunidad
gastaba gran parte de sus ganancias en la compra de combustible
no renovable. El trabajo de Fabio, que contiene los diez puntos
de su estudio, es hoy conocido en el mundo entero, "contagió"
a grandes empresas y en breve podrá beneficiar a millones
de personas, además de contribuir a la preservación
del medio ambiente.