Edición nº 68
Los nuevos
emprendedores | Delante
de Dios
Un viejo vendía juguetes en el mercado de Bagdad. Sus
compradores, sabiendo que tenía la vista muy débil,
le pagaban de vez en cuando con monedas falsas.
El viejo, que se daba cuenta del truco, no decía nada.
En sus oraciones, pedía a Dios que perdonase a los que le
engañaban. "Tal vez tengan poco dinero, y quieran comprar
regalos a sus hijos", se decía.
Pasó el tiempo y el hombre murió. Delante de las
puertas del Paraíso, rezó una vez más:
- ¡Señor! -dijo-. Soy un pecador. Cometí muchos
errores, no soy mejor que las monedas falsas que recibí.
¡Perdóname!
En este momento se abrieron las puertas y dijo una Voz:
- ¿Perdonar qué? ¿Cómo puedo juzgar
a alguien que, en toda su vida, jamás juzgó a los
demás?