Edición nº 58

La tercera pasión  |  El militar en el bosque

La tercera pasión

     Durante estos últimos quince años sólo recuerdo haber vivido tres pasiones avasalladoras - de aquellas sobre las que uno lee todo al respecto, habla compulsivamente sobre el asunto, busca a personas con la misma afinidad y duerme y se despierta pensando en el tema. La primera fue cuando compré un ordenador (P.C.), abandonando para siempre la máquina de escribir y descubriendo la libertad que esto me permitía (estoy escribiendo ahora en una pequeña ciudad francesa, usando algo que pesa menos de 1,5 Kg, contiene diez años de mi vida profesional y puedo encontrar en él lo que necesito en menos de cinco segundos). La segunda fue cuando entré por primera vez en internet , ya en aquella época una biblioteca mayor que todas las bibliotecas.
     La tercera pasión, sin embargo, no tiene nada que ver con avances tecnológicos. Se trata de .... arco y flecha. En mi juventud leí un libro fascinante: "El arte caballeresco del arquero zen", de E.Herrigel (Ed. Pensamento) donde contaba su trayectoria espiritual a través de ese deporte. La idea quedó en mi subconsciente hasta que un día, en las montañas de los Pirineos, conocí a un arquero. Conversación va, conversación viene, él me prestó su material, y a partir de ahí ya no consigo vivir sin practicar el tiro al blanco casi todos los días.
     En el Brasil, hice un stand de tiro al blanco en mi departamento (de aquellos que se pueden desmontar en cinco minutos si hay que recibir visitas). En las montañas francesas, salgo todos los días para practicar, lo que me costó ir dos veces a la cama con hipotermia, ya me quedé más de dos horas expuesto a una temperatura de - 6 º C.. Este año participé en el Forum Económico Mundial en Davos a base de analgésicos fortísimos, pues dos días antes, por causa de una mala posición del brazo, tuve una dolorosa inflamación muscular.
     ¿Y dónde está la fascinación en todo ésto? No hay nada de práctico en el tiro al blanco con arco y flecha, armas que se remontan a 30.000 años antes de Cristo. Pero Herrigel, que me despertó la pasión, sabía de lo que estaba hablando.
     A continuación, transcribo algunos trechos de "El arte caballeresco del arquero zen", que pueden ser aplicados a varias actividades de la vida diaria.
     "En el momento de mantener la tensión, ésta debe estar concentrada solo en aquello que necesitas usar; de paso, economiza tus energías, aprende (con el arco) que para alcanzar algo no es necesario hacer un movimiento gigantesco, sino focalizar tu objetivo."
     "Mi maestro me dio un arco muy rígido. Le pregunté por qué estaba empezando a enseñarme como si yo ya fuera un profesional, y él me respondió: "él que comienza con cosas fáciles, permanece desprotegido frente a los grandes desafíos. Mejor saber desde el comienzo qué tipo de dificultades encontraremos en el camino."
     "Durante mucho tiempo yo tiraba sin conseguir abrir bien el arco, hasta que un día el maestro me enseñó un ejercicio de respiración y todo se hizo fácil. Le pregunté por qué había tardado tanto en corregirme. Me respondió: "Si desde el principio yo te hubiese enseñado los ejercicios respiratorios, habrías pensado que eran inútiles. Ahora, en cambio, creerás en lo que te digo, e irás a practicar como si fuesen realmente importantes. Quien sabe educar, actúa así."
     "El momento de soltar la flecha llega de manera instintiva, pero antes es necesario conocer bien el arco, la flecha y el blanco. El golpe perfecto en los desafíos de la vida también usa la intuición; sin embargo, no podemos olvidar la técnica después de que ya la dominamos completamente".
     "Pasados cuatro años, cuando ya era capaz de dominar el arco, el maestro me felicitó. Yo me puse contento, y le dije que ya había llegado a la mitad del camino. "No" respondió el maestro: "para no caer en trampas traicioneras, es mejor considerar como mitad del camino el punto que alcanzas después de recorrer el 90% del mismo."

     ¡ATENCIÓN! El uso del arco y la flecha es peligroso, en algunos países (como en Francia) es clasificado como arma, sólo puede ser practicado después de haber recibido un documento habilitante, y sólo en lugares especial-mente autorizados.

 
Edición nº58