Edición nº 52

Las diferentes visiones del Infierno  |  Conversando con el diablo

Las diferentes visiones del Infierno

Ya que el demonio no habla mucho sobre sí mismo, el hombre comenzó a buscar todas las referencias posibles sobre el Infierno.

La mayoría de las religiones poseen aquello que es llamado "un lugar de castigo", hacia donde se dirige el alma inmortal después de haber cometido ciertos delitos contra la sociedad (todo parece ser una cuestión de sociedad, no de individuo). Cada cultura también desarrolla su visión particular de esta tierra de suplicios: puede ser la otra margen de un río, donde un can de tres cabezas no permite que nadie salga, o la base de una montaña, que aplasta a las almas bajo su peso.

Para el héroe griego Prometeo, que robó el fuego de los dioses y lo entregó al hombre, el infierno consistió en quedar atado en un despeñadero donde todos los días un águila le roía el hígado. Jean-Paul Sartre dice, en su obra "Entre cuatro paredes" ("Huis clos") que el infierno son las otras personas. Jorge Luis Borges, en un poema, da una descripción interesantísima de lo que nos espera más allá de la vida: la eterna contemplación de un rostro. Para ciertas personas eso será el paraíso, pues ese rostro será el de alguien a quien aman, mientras que para otras será el infierno, pues tendrán que estar siempre mirando la cara de alguien a quien hirieron sin ningún motivo.

Existe una interesante descripción en un libro árabe: allí está escrito que, una vez fuera del cuerpo, el alma debe caminar por un puente tan fino como el filo de una navaja, teniendo a su lado derecho el paraíso y al lado izquierdo una serie de círculos que conducen a la oscuridad en el interior de la Tierra. Antes de cruzar el puente ( el libro no explica adonde conduce) cada uno carga sus virtudes en la mano derecha y sus pecados en la izquierda: el desequilibrio hará que caiga del lado determinado por sus actos en la Tierra.

El cristianismo habla de un lugar donde se escucharían llantos y rechinar de dientes. El judaísmo se refiere a una caverna interior, con espacio para un número determinado de almas; un día el infierno acabará de llenarse y entonces el mundo acabará. El Islam habla del fuego donde todos serán quemados "a menos que Dios desee lo contrario". El "Diccionario de Religiones" dice que en la época de Cristo algunas corrientes de pensamiento judaicas creían que las almas perversas serían castigadas después de la muerte en un lugar llamado Geena - nombre tomado de un lugar cercano a Jerusalem donde se acostumbraba a arrojar la basura de las ciudades próximas. Sin embargo en Geena no existía la idea de un castigo eterno, y la pena máxima jamás podía exceder los 365 días.

Para los hindúes el infierno nunca es un lugar de tormento eterno, ya que creen en la reencarnación del alma después de un cierto tiempo, con el objetivo de rescatar sus pecados en el mismo lugar donde los cometió, o sea en este mundo. Aun así, tiene 21 tipos de lugares de sufrimiento, en aquello que acostumbran a llamar "las tierras inferiores".

Los budistas también hacen distinción entre los diferentes tipos de castigo que el alma puede enfrentar: ocho infiernos de fuego y ocho completamente helados, además de un reino donde el condenado no siente ni frío ni calor, solamente hambre y sed infinitas.

Nada, sin embargo, iguala a la gigantesca variedad que los chinos concibieron. Al contrario de la gran mayoría de las culturas, que sitúan el infierno en el interior de la Tierra, generalmente por causa de una analogía entre muerte, entierro y descomposición - para ellos las almas de los pecadores van para una montaña, llamada Pequeña Cerca de Hierro, que es circundada por otra, la Gran Cerca. En el espacio entre ambas existen ocho grandes infiernos superpuestos, cada uno de ellos controlando 16 infiernos pequeños, que a su vez controlaban diez millones de infiernos subyacentes.

Los chinos también consideran a los demonios como almas que ya cumplieron su pena, experimentaron el dolor, y ahora buscan la venganza, intentando infligir castigos cada vez peores a los recién llegados.

 
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