Edición nº 32
La ciudad y las dos calles |
El budismo zen
Dos proverbios
africanos
La siguiente historia es contada
por el Sheik Kalandar Shah en su libro "Asrar-i-Khilwatia"
( Secretos de los solitarios).
En la región oriental de Armenia
existía un pequeño villorrio con dos calles paralelas,
llamadas respectivamente Vía del Sur y Vía del Norte.
Un viajero, llegado de muy lejos, paseó por la Vía
del Sur y pronto decidió visitar la otra calle. Sin embargo,
no bien llegó allí, los comerciantes notaron que sus
ojos estaban llenos de lágrimas.
"Se debe de haber muerto alguien
en la Vía del Sur" comentó el carnicero al vendedor
de telas. "Mira como este pobre extranjero que acaba de venir
de allí, está llorando"
Un niño escuchó el comentario,
y como sabía que la muerte era algo muy triste, comenzó
a llorar histéricamente. Al poco rato, todos los niños
de aquella calle estaban llorando.
El viajero, asustado, decidió
partir inmediatamente. Tiró las cebollas que estaba pelando
para comer - que eran la razón de sus lágrimas - y
desapareció.
Las madres, entretanto, preocupadas
por el llanto de las criaturas enseguida fueron a tratar de saber
lo que pasaba, y descubrieron que el carnicero, el vendedor de telas
y - a esta altura - varios comerciantes estaban preocupadísimos
por una tragedia que había ocurrido en la vía del
Sur.
Pronto comenzaron los rumores, y como
la ciudad no tenía muchos habitantes en breve todos los que
habitaban en ambas calles sabían que algo horrible había
sucedido. Los adultos comenzaron a temer lo peor pero, preocupados
por la dimensión de la tragedia, decidieron no preguntar
nada a fin de no empeorar la situación.
Un hombre ciego, que habitaba en la
Vía del Sur y no entendía lo que estaba sucediendo,
resolvió indagar:
"¿Por qué tanta
tristeza en esta ciudad que siempre fue un lugar tan feliz?"
"Algo muy grave ha sucedido en
la Vía del Norte" respondió uno de los habitantes.
"Los niños lloran, los hombres están con el ceño
fruncido, las madres han pedido a sus hijos que regresen a la casa,
y el único viajero que visitó esta ciudad en muchos
años, partió con los ojos llenos de lágrimas.
Quizás la peste haya llegado a la otra calle".
No fue necesario mucho tiempo para
que corriera el rumor de que una enfermedad mortal, de origen desconocido,
había llegado a la ciudad.Como, no obstante, el llanto había
empezado con la visita del viajero a la Vía del Sur quedó
claro para los habitantes de la Vía del Norte que la peste
había comenzado allí. Antes del anochecer, los habitantes
de ambas calles ya habían abandonado sus domicilios y partían
en dirección a las montañas del Este.
Hoy, siglos después, el antiguo
lugar por donde pasó un viajero pelando cebollas aún
continúa desierto. No muy lejos de allí surgieron
dos aldeas llamadas Vía del Este y Vía del Oeste.
Sus habitantes, descendientes de los antiguos moradores de la villa,
aún no se hablan, ya que el tiempo y las leyendas se encargaron
de colocar una gran barrera de miedo entre ellos.
Comenta el Sheik Kalandar Shah: "Todo
en la vida es cuestión de la actitud que tenemos ante las
cosas, y no de las propias cosas en sí mismas. Yo tengo siempre
la pòsibilidad de descubrir el origen de un problema o escojer
aumentarlo de tal manera que termino sin saber donde comenzó,
cuál es su dimensión, cómo puede afectar a
mi existencia y cómo es capaz de alejarme de las personas
que antes amaba".