Edición nº 28
En busca de
las señales | Cuentos
- Tres reflexiones sobre la vida
Cuando es necesario ser práctico
La siguiente historia es atribuída
al sabio Mohamed Gwath Shattari, uno de los más admirados
por el Emperador Humayun. Murió en 1563 y existe un templo
en su homenaje en Gwalior.
Tres viajeros cruzaban juntos las
montañas del Himalaya discutiendo la importancia de colocar
en la práctica todo aquello que aprendieron en el plano espiritual.
Estaban tan entretenidos en la conversación que solamente
ya bien entrada la noche se dieron cuenta de que solo llevaban consigo
un pedazo de pan.
Decidieron no discutir sobre quien
merecía comerlo; como eran hombres piadosos, dejarían
la decisión en manos de los dioses. Rezaron para que, durante
la noche, un espíritu superior les indicase quien recibiría
el alimento.
A la mañana siguiente, los
tres se levantaron al salir el sol.
- He aquí mi sueño -
dijo el primer viajero. - Yo fui cargado hacia lugares donde nunca
había estado antes, y experimenté la paz y armonía
que he buscado en vano en esta vida terrenal. En medio de tal paraiso,
un sabio de largas barbas me decía "Tú eres mi
preferido, pues jamás buscaste el placer y siempre renunciaste
a todo. Sin embargo, para probar mi alianza contigo, me gustaría
que comieras un pedazo de pan".
- Es bien extraño - dijo el
segundo viajero. - Porque en mi sueño, yo vi mi pasado de
santidad y mi futuro de maestro. Mientras miraba el porvenir, encontré
un hombre de gran sabiduría diciendo "Tú necesitas
comer más que tus dos amigos porque tendrás que liderar
a mucha gente, y para ello necesitarás fuerza y energía".
Dijo entonces el tercer viajero:
- En mi sueño yo no vi nada,
no visité ningún lugar ni encontré a ningún
sabio. Sin embargo, a determinada hora de la noche me desperté
de repente. Y me comí el pan.
Los otros dos se enfurecieron:
- ¿Y por qué no nos
llamaste, antes de tomar una decisión tan personal?
- ¿Cómo iba a hacerlo?
¡Estabais tan lejos, encontrando maestros y teniendo visiones
sagradas! Ayer discutimos la importancia de poner en práctica
aquello que aprendemos en el plano espiritual. En mi caso, Dios
actuó rápido y me hizo despertar muriendo de hambre!
Lo que dirán de tí
Cuando era joven, Abil-Alsar escuchó
una coversación de su padre con un devriche.
"Cuidado con tus obras"
dijo el devriche: "Piensa en lo que las generaciones futuras
dirán de tí"
"¡Y qué!" respondió
el padre. "Cuando yo me muera, todo estará acabado y
no me importa lo que dirán",
Abin-Alsar jamás olvidó
esa conversación. Durante toda su vida se esforzó
para hacer el bien, ayudar a las personas a ejecutar su trabajo
con entusiasmo. Se volvió un hombre conocido por su preocupación
por los demás; al morir había dejado un gran número
de obras que mejoraron el nivel de vida de su ciudad.
En su tumba mandó grabar el
siguiente epitafio:
"Una vida que termina con la
muerte, es una vida que no valió la pena".
Los errores del pasado
Durante un viaje, Buda encontró
a un yogui apoyado en una sola pierna.
"Quemo los errores de mi pasado",
explicó el hombre.
"¿Y cuántos errores
ya has quemado?"
"No tengo la menor idea"
"¿Y cuántos te
falta quemar?" insistió Buda
"No tengo la menor idea"
"Entonces es hora de acabar con
esto. Para de pedir perdón a Dios y ve a pedir perdon a aquellos
a quienes heriste"