Edición nº 13
La importancia del gato en la meditación
| Reflexiones
del Guerrero de la Luz
Habiendo escrito recientemente un
libro sobre la locura, me ví obligado a preguntar cuantas
de las cosas que hacemos nos han sido impuestas por necesidad o
por absurdo. ¿Por qué usamos corbata? ¿Por
qué el reloj gira en "sentido horario" Si vivimos
en un sistema decimal ¿por qué el día tiene
24 horas de 60 minutos cada una?
El hecho es que muchas de las reglas
que obedecemos hoy en día no tienen ningún fundamento.
A pesar de ello, si deseamos actuar de manera diferente, somos considerados
"locos" o "inmaduros".
Mientras tanto, la sociedad va creando
algunos sistemas que en el transcurso del tiempo pierden su razón
de ser , pero continúan imponiendo sus reglas. Una interesante
historia japonesa ilustra lo que quiero decir:
Un gran maestro zen budista, responsable
por el monasterio de Mayu Kagi, tenía un gato que era la
pasión de su vida. Así, durante las clases de meditación,
lo mantenía a su lado, para disfrutar lo más posible
de su compañía.
Cierta mañana, el maestro -
que era ya bastante viejo - apareció muerto. El discípulo
de mayor grado ocupó su lugar.
-¿Qué haremos con el
gato? - preguntaron los otros monjes.
Como homenaje al recuerdo de su antiguo
instructor, el nuevo maestro decidió permitir que el gato
continuase asistiendo a las clases de budismo zen.
Algunos discípulos de los monasterior
vecinos, que viajaban mucho por la región, descubrieron que
en uno de los más famosos templos del lugar, un gato participaba
en las meditaciones. Y la historia comenzó a correr.
Pasaron muchos años. El gato
murió, pero los alumnos del monasterio estaban tan acostumbrados
a su presencia que buscaron otro gato. Mientras tanto, los demás
templos empezaron a introducir gatos en sus meditaciones: creían
que el gato era el verdadero responsable de la fama y la calidad
de enseñanza de Mayu Kagi, olvidando que el antiguo maestro
era un excelente instructor.
Transcurrió una generación,
y comenzaron a surgir tratados técnicos sobre la importancia
del gato en la meditación zen. Un profesor universitario
desarrolló la tesis - aceptada por la comunidad académica
- de que este felino poseía la capacidad de aumentar el nivel
de concentración humana y eliminar las energías negtivas.
Hasta que apareció un maestro
que tenía alergia por los animales domésticos y resolvió
retirar el gato de las prácticas diarias con sus alumnos.
Se produjo una gran reacción
negativa, pero el maestro insistió. Y como era un excelente
instructor, los alumnos continuaron con el mismo rendimiento escolar,
a pesar de la ausencia del gato.
Poco a poco, los monasterios - siempre
en busca de ideas nuevas y cansados de tener que alimentar a tantos
gatos - fueron eliminando a los animales de las clases. En 20 años
comenzaron a surgir nuevas tesis revolucionarias, con títulos
convincentes como "La importancia de la meditación sin
el gato" o "Equilibrando el universo zen solo por el poder
de la mente, sin la ayuda de animales".
Pasó otro siglo y el gato salió
por completo del ritual de la meditación zen en aquella región.
Pero se necesitaron doscientos años para que todo volviese
a la normalidad, ya que nadie se preguntó, durante todo ese
tiempo, por qué el gato estaba allí.