Edición nº 04
Diálogo con el maestro - El Viaje
| Cuentos
- Historias de la tradición sufi
Durante la reciente mudanza a mi
nuevo departamento, descubrí una serie de notas de conversaciones
mías con J., que pertenece a la orden R.A.M., una pequeña
cofradía dedicada a estudiar la tradición oral y el
lenguaje simbólico del mundo. Estas notas cubren nuestros
encuentros en los meses de febrero entre 1982 y 1990.
Recientemente, le pregunté
si podría compartir parte de estos textos; él aceptó,
y fue así que algunos de ellos ya fueron publicados en los
dos primeros números de Guerrero de la Luz Online. Transformé
los textos en diálogos para su mejor comprensión,
por lo que las palabras de J. no son exactamente las que él
usó, pero el contenido es absolutamente fiel a lo que escuché.
Los textos no están en el orden
exacto. Decidí empezar con algunas de nuestras conversaciones
de 1986, cuando él insistía en que yo hiciese el Camino
de Santiago.
- Dices que hacer el Camino de Santiago
es importante. Para eso tengo que abandonar todo por algún
tiempo: familia, empleo y proyectos. Y no sé si encontraré
la misma situación cuando regrese.
- Espero que no la encuentres.
- Entonces, ¿debo arriesgarme
a perder todo lo que conseguí hasta ahora?
- ¿Perder qué? Un hombre
solo tiene su alma para ser ganada o perdida; aparte de la vida,
no posee nada más. No importan las vidas pasadas o futuras
- por el momento estás viviendo ésta, y debes hacerlo
con comprensión silenciosa, alegría y entusiasmo.
Lo que no puedes perder es el entusiasmo.
- Tengo una mujer, y la amo.
(riendo) - Esta es siempre la disculpa
más común y la más tonta posible. El amor nunca
impidió a un hombre seguir sus sueños. Si ella realmente
te ama, deseará lo mejor para ti. Además, tú
no tienes una mujer a la que amas; la mujer no es tuya. Lo que es
tuyo es la energía del amor, que diriges hacia ella. Puedes
hacer eso desde cualquier lugar.
- ¿Y si yo no tuviese dinero
para hacer la peregrinación?
- Viajar no es siempre una cuestión
de dinero, sino de valor. Tú pasaste gran parte de tu vida
recorriendo el mundo como hippie: ¿qué dinero tenías,
entonces? Nada. Apenas te alcanzaba para el pasaje, y aún
así creo que fueron algunos de los mejores años de
tu vida - comiendo mal, durmiendo en estaciones de tren, incapaz
de comunicarte por causa del idioma, obligado a depender de los
otros hasta para descubrir un refugio donde pasar la noche.
"Viajar es sagrado: la humanidad
viaja desde la noche de los tiempos, en busca de caza, de pasto,
de climas más amenos. Son raros los hombres que consiguen
comprender el mundo sin salir de sus ciudades. Cuando viajas - y
no me refiero al turismo, sino a la experiencia solitaria de viaje
- cuatro cosas importantes suceden en tu vida:
a) estás en un lugar diferente.
Entonces, las barreras protectoras ya no existen. Al principio esto
da mucho miedo, pero al poco tiempo te acostumbras y pasas a entender
cuantas cosas interesantes existen más allá de los
muros de tu jardín.
b) porque la soledad puede ser muy
grande y opresora, tú estás más abierto hacia
personas con quienes normalmente no cambiarías palabra si
estuvieras en tu casa, como camareros de restaurante, otros viajeros,
empleados de hotel o el pasajero sentado a tu lado en el autobús.
c) pasas a depender de los otros
para todo: conseguir hotel, comprar
algo, saber como tomar el próximo tren. Descubres entonces
que no hay nada malo en depender de los otros sino que, por el contrario,
esto es una bendición.
d) estás hablando un idioma
que no comprendes, usando un dinero cuyo valor desconoces, caminando
por calles por donde nunca estuviste. Sabes que tu antiguo Yo, con
todo lo que aprendió, es absolutamente inútil ante
estos nuevos desafíos, y empiezas a descubrir que, enterrado
allá en el fondo de tu inconsciente, existe alguien mucho
más interesante, aventurero, abierto hacia el mundo y las
experiencias nuevas.
"Viajar es la experiencia de
dejar de ser quien te esfuerzas en llegar a ser para transformarte
en aquello que eres."