Edición nº 04
Diálogo
con el maestro - El Viaje | Cuentos
- Historias de la tradición sufi
No importa pasar por tonto
El mullah Nasrudin (personaje
central de casi todas las historias de la tradición sufi)
ya se había transformado en una especie de atracción
de la feria principal de la ciudad. Cuando se dirigía hasta
allí para pedir limosna, las personas acostumbraban a mostrarle
una moneda grande y una pequeña: Nasrudin siempre escogía
la pequeña.
Un señor generoso, cansado
de ver que la gente se reía de Nasrudin, le explicó:
"Siempre que te ofrezcan dos
monedas, elige la mayor. Así tendrás más dinero,
y no serás considerado idiota por los otros."
"Usted debe de tener razón",
respondió Nasrudin. "Pero si yo siempre escojo la moneda
mayor, las personas dejarán de ofrecerme dinero, para probar
que soy más idiota que ellas. Y de esta manera, no podré
ganar mi sustento. No hay nada malo en pasar por tonto si en realidad
lo que uno está haciendo es inteligente.
Somos todos responsables
La comitiva pasó por la
calle; soldados fuertemente armados llevaban a un condenado a la
horca.
"Este hombre no tenía
arreglo" comentó un discípulo a Nasrudin. "Una
vez le di una moneda de plata para ayudarlo a levantarse de nuevo
en la vida y no hizo nada importante".
"Quizás él no
sirva para nada, pero puede estar ahora caminando hacia la horca
por tu causa" respondió el maestro. "Es posible
que haya utilizado la limosna para comprar un puñal, que
terminó usando en el crimen cometido; y entonces tus manos
estarán también ensangrentadas, porque en vez de ayudarlo
con amor y cariño preferiste darle una limosna y librarte
de tu obligación".
Cada cosa en su lugar
La fiesta reunió a todos
los discípulos de Nasrudin. Durante muchas horas comieron
y bebieron, y conversaron sobre el origen de las estrellas. Cuando
era ya casi de madrugada, todos se prepararon para volver a sus
casas.
Quedaba un apetecible plato de dulces
sobre la mesa. Nasrudin obligó a sus discípulos a
comérselos..
Uno de ellos, no obstante, se negó.
"El maestro nos está poniendo
a prueba" dijo. "Quiere ver si conseguimos controlar nuestros
deseos".
"Estás equivocado",
respondió Nasrudin. "La mejor manera de dominar un deseo
es verlo satisfecho. Prefiero que os quedéis con el dulce
en el estómago - que es su verdadero lugar - que en el pensamiento,
que debe ser usado para cosas más nobles".