Edición nº 03
El chamanismo mexicano |
Cuentos - La
sabiduría de los padres del desierto
Reflexiones
del Guerrero de la Luz
La gran mayoría de las tradiciones
espirituales existentes en las Américas antes de la llegada
de Colón, han conseguido - ¡milagro de milagros! -
preservar sus raíces. O sea, fueron más fuertes que
las civilizaciones existentes en su territorio, que pronto sucumbieron
a sus conquistadores. Entre ellas, el chamanismo mexicano, aún
practicado por muchas tribus locales, es una de las más estudiadas;
diversos antropólogos hicieron serios estudios sobre la manera
como los hechiceros entendían la presencia de Dios
y la búsqueda espiritual. A continuación, detallo
algunos de los aspectos de esta comprensión del universo,
obtenidos de diversas fuentes:
1) La ausencia de la historia
personal. Para que los ritos mágicos consigan pasar de
generación en generación, el hechicero, o chamán,
debe olvidar todo aquello que aprendió antes de iniciarse
en la magia. Según la tradición, un hombre o una mujer
preso a su pasado termina dejándose gobernar por la manera
de pensar de sus padres o de la sociedad en que vive, Por eso, todo
iniciado escoge un nuevo nombre y procura desprenderse de los recuerdos,
buenos o malos.
2) El proceso de olvido. Para
poder abandonar la historia que vivió, el hechicero pasa
meses seguidos recordando en los menores detalles cada uno de los
sucesos de su vida. Algunas tradiciones piden que pase largas horas
contando en voz alta ante un vaso lleno de agua todo lo que sucedió
en cada encuentro con cada persona; así la experiencia sale
de la memoria y se va al agua - que después es arrojada a
un río. De esta manera la cabeza queda vacía, y puede
comenzar a ser llenada con nuevas cosas.
3) El silencio interior. Una
vez libre de sus pensamientos antiguos, el hechicero se concentra
en el silencio interior, y espera que los espíritus comiencen
a contar la verdadera historia del Universo. Este silencio, junto
con la ausencia de recuerdos pasados, proporciona al hechicero la
sensación de libertad total que necesita para entender un
mundo nuevo.
4) La tela. Cuando comienza
a entender su nuevo universo, él entra en una especie de
trance y "ve" que todo a nuestro alrededor es una gigantesca
tela de filamentos luminosos, totalmente unidos - o sea, que todo
es una cosa sola, y forma parte de la misma energía. A veces,
estos filamentos luminosos se condensan bajo la forma de huevo,
lo que significa que allí está el alma del ser humano
(Carlos Castañeda explica bien esta visión en su libro
"Una extraña realidad").
5) El encuentro con el poder.
Contemplando a su propio huevo de luz, el hechicero nota un punto,
que debe encajarse con los filamentos luminosos capaces de conducir
la energía del poder. Esta energía, aun cuando pueda
ser usada por el hechicero, no puede ser manipulada; él tiene
que saber conducirla suavemente para su aprendizaje.
Aproximarse a este punto de encaje es el trabajo más difícil
de la iniciación y exige silencio, meditación y perseverancia.
6) La energía negativa.
Algunos de estos hilos de luz conducen fluidos destructores, emitidos
por otros hechiceros, que no buscan el conocimiento, sino el control
de las almas ajenas.
7) El "acomodador".
Existe siempre un acontecimiento en nuestras vidas que es el responsable
por el hecho de que hayamos detenido nuestro progreso. Un trauma,
una derrota especialmente amarga, una desilusion amorosa, termina
haciendo que nos acobardemos y no sigamos adelante. El chamán,
en su proceso de olvido de su historia personal, necesita librarse
en primer lugar de este "punto acomodaticio".
Para los hechiceros mexicanos (y,
curiosamente, también para algunas corrientes budistas),
la muerte entra por la región próxima al ombligo.
En este momento el "huevo de luz" se deshace y los filamentos
que estaban allí concentrados se mezclan con la energía
del universo, hasta reagruparse de nuevo bajo una forma diferente.