Edición nº 02
Diálogo
con el Maestro - El sexo (final) | Cuento
- Nasrudin y el huevo
Reflexiones
del Guerrero de la Luz
Cierta mañana Nasrudin - el
gran místico sufí que siempre fingía ser loco
- envolvió un huevo en un pañuelo, se fue al medio
de la plaza de su ciudad y llamó a los que pasaban por allí.
- ¡Hoy tendremos un importante
concurso! - dijo - ¡Quien descubra lo que está envuelto
en este pañuelo, recibirá de regalo el huevo que está
dentro!
Las personas se miraron, intrigadas,
y respondieron:
-¿Cómo podemos saberlo?
¡Ninguno de nosotros es adivino!
Nasrudin insistió:
- Lo que está en este pañuelo
tiene un centro que es amarillo como una yema, rodeado de un líquido
del color de la clara, que a su vez está contenido dentro
de una cáscara que se rompe fácilmente. Es un símbolo
de fertilidad, y nos recuerda a los pájaros que vuelan hacia
sus nidos, Entonces, ¿quién puede decirme lo que está
escondido?
Todos los habitantes pensaban que
Nasrudin tenía en sus manos un huevo, pero la respuesta era
tan obvia que nadie quiso pasar vergüenza delante de los otros.
¿Y si no fuese un huevo, sino
algo muy importante, producto de la fértil imaginación
mística de los sufis? Un centro amarillo podía significar
algo del sol, el líquido a su alrededor tal vez fuese algún
preparado de alquimia. No, aquel loco estaba queriendo que alguien
hiciera el ridículo.
Nasrudin preguntó dos veces
más y nadie se arriesgó a decir algo impropio.
Entonces él abrió el
pañuelo y mostró a todos el huevo.
- Todos vosotros sabíais la
respuesta - afirmó - y nadie osó traducirla en palabras.
Así es la vida de aquellos
que no tienen el valor de arriesgarse: las soluciones nos son dadas
generosamente por Dios, pero estas personas siempre buscan explicaciones
más complicadas, y terminan no haciendo nada.