Edición nº 78

Siete relatos muy cortos

Siete relatos muy cortos

Los dos bolsillos (tradición hassídica)
     Rabbi Bunam decía a sus discípulos:
     Todo el mundo debe tener dos bolsillos, y llevar una nota escrita en cada uno. En un lado estará escrito: “Dios creó al mundo para que yo pudiese admirarlo” Del otro lado estará escrito “Yo soy apenas cenizas y polvo”.

Adiós (Richard Marius)
     Durante las atrocidades que acompañaron a la revolución bolchevique miles de personas eran arbitrariamente presas, agredidas, desnudadas y ejecutadas con un tiro en la nuca. Un testigo relata: “en el momento más trágico de nuestras vidas tenemos una absoluta necesidad de no sentirnos solos. Tanto es así que la mayoría de las víctimas pedía despedirse y, como no había nadie cerca, abrazaban y se despedían de sus verdugos.

El motivo de estar aquí (Gregory Corrigan)
     El hombre caminó por la calle principal de su ciudad. Vio a mendigos, lisiados, miserables. Como no conseguía soportar más tanta miseria clamó a los cielos: “Dios, ¿cómo puedes amar tanto al ser humano y al mismo tiempo no hacer nada por quien está sufriendo?”
     Y una voz le respondió: “Yo ya hice algo por ellos: te hice a tí”.

Más cerca de Dios (anónimo)
     Una de las más desconcertantes – y deliciosas – enseñanzas del maestro era repetir: “Dios está más próximo de los pecadores que de los santos”
     Y lo explicaba de la siguiente manera: “El Señor en los cielos tiene un hilo que lo conecta a cada uno de los seres humanos. Cuando tú yerras, este hilo se corta y Dios hace un nudo. Cuantos más pecados, más nudos tiene la cuerda, más corta va quedando y la persona se aproxima cada vez más a Su misericordia”.

El vicio (tradición hasssídica)
     Uno de los estudiantes estaba conversando con otro cuando el rabino Pinchas entró. Curioso, quiso saber sobre qué hablaban.
     “Rabino, estábamos preocupados por los vicios que nos pueden perseguir”.
     “No os preocupéis por eso” respondió Pinchas “en la juventud es el hombre quien persigue a los vicios”.

Administrando las plantas (anónimo)
     Un hombre que estaba muy orgulloso de su jardín vio, con gran desconsuelo, que éste había sido afectado por una plaga de dientes de león. Por más que intentaba no conseguía librarse de ellos. Desesperado, escribió al Departamento de Agricultura local: ¿Qué debo hacer?
     Después de un largo tiempo recibió la respuesta:
     “Sugerimos que aprenda a quererlos”.

Tenga piedad de mi alma (Saadi de Shiraz)
     Un rey, que maltrataba a su pueblo con altos impuestos, represión y censura,
recibió la visita de un hombre santo.
     “Di una oración por mí y por mi reinado, pidiendo que Dios tenga piedad de todos” exigió el rey.
     El hombre santo inmediatamente rezó: Señor Misericordioso, acaba con la vida de este hombre”.
     El rey se puso furioso: “¿Qué plegaria loca es ésta?”
     “Es lo mejor que puede sucederos, porque así no cometeréis más pecados, y también es lo mejor para vuestro pueblo, que se verá libre de tantas injusticias”.

 
Edición nº78