Edición nº 55
21 de junio, Jordania,
Mar Muerto | El arte
de la espada
Muchos siglos atrás, en la época de los samurais, fue escrito en el Japón un texto sobre el arte de manejar la espada: "La comprensión impasible", también conocido como el "Tratado de Tahlan", nombre de su autor (que era al mismo tiempo un maestro de esgrima y un monje zen). Adapté a continuación algunos trechos:
Manteniendo la calma
Quien comprende el sentido de la vida sabe que nada comienza
ni nada termina, y por lo tanto no se angustia. Lucha por lo que
cree sin intentar probar nada a nadie, guardando la calma silenciosa
de quien tuvo la valentía de escoger su destino.
Y esto vale para el amor y para la guerra.
Dejando al corazón estar presente
Quien confía en su poder de seducción, en la capacidad
de decir las cosas en el momento adecuado, en el uso correcto del
cuerpo, queda sordo para "la voz del corazón".
Ésta solo puede ser escuchada cuando estamos en perfecta
sintonía con el mundo a nuestro alrededor, pero jamás
cuando nos juzgamos el centro del universo.
Y esto vale para el amor y para la guerra.
Encontrando al maestro correcto
Nuestro camino se cruzará siempre con gente que, por
amor o por soberbia, nos quiere enseñar algo. ¿Cómo
distinguir al amigo del manipulador? La respuesta es simple: el
verdadero maestro no es aquel que enseña un camino ideal,
sino el que muestra a su alumno las muchas vías de acceso
hasta el camino que él tendrá que recorrer para encontrarse
con su destino. A partir del momento en que encuentra ese camino,
el maestro ya no puede ayudarlo más, porque sus desafíos
son únicos.
Eso no vale ni para el amor ni para la guerra, pero sin comprender
este punto no llegaremos a ninguna parte.
Escapando de las amenazas
Pensamos muchas veces que la actitud ideal es dar la vida por un
sueño: nada más equivocado que eso. Para alcanzar
un sueño necesitamos conservar nuestra vida y por lo tanto
es obligatorio saber como evitar aquello que nos amenaza. Cuanto
más premeditemos nuestros pasos, más oportunidades
tendremos de errar, pues no estamos tomando en consideración
a los otros, las enseñanzas de la vida, la pasión
y la calma. Cuanto más pensemos que tenemos el control, más
distantes estaremos de controlar cualquier cosa. Una amenaza no
avisa, y una reacción rápida no puede ser programada
como un paseo durante la tarde de domingo.
Por consiguiente, si quieres entrar en armonía con tu amor
o con tu combate, aprende a reaccionar con rapidez. A través
de la observación educada, no dejes que tu supuesta experiencia
de vida te transforme en una máquina: usa esta experiencia
para escuchar siempre "la voz del corazón". Aun
cuando no estés de acuerdo con lo que esta voz te dice, respétala
y sigue sus consejos, pues ella sabe el mejor momento de actuar
y el momento de evitar la acción.
Esto también vale para el amor y para la guerra.
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