Edición nº 42
Reflexiones del guerrero de la luz
El guerrero siempre escucha las palabras
de los predicadores antiguos, como las de T.H.Huxley:
"Las consecuencias de nuestros
actos son espantapájaros para los cobardes y rayos de luz
para los sabios.
"El tablero de ajedrez es el
mundo. Las piezas son los gestos de nuestra vida cotidiana; las
normas son las llamadas leyes de la naturaleza. No podemos ver el
Jugador que está al otro lado del tablero pero sabemos que
Él es justo, honesto y paciente".
Es el guerrero quien debe aceptar
el desafío. Él sabe que Dios no deja pasar ni una
sola equivocación a los que ama, y no permite que sus preferidos
finjan desconocer las reglas del juego.
Recordar el pasado
El guerrero recuerda el pasado. Conoce
la Búsqueda Espiritual del hombre, sabe que ésta ha
escrito algunas de las mejores páginas de la historia.
Y algunos de sus peores capítulos:
masacres, sacrificios, oscurantismo. Ha sido utilizada para fines
particulares, y ha visto cómo sus ideales servían
de escudo para intenciones terribles.
El guerrero ha escuchado comentarios
del tipo: "¿cómo puedo saber si este camino es
serio?"
Y ha visto como mucha gente abandonaba
la búsqueda para no responder a esa pregunta.
El guerrero no tiene dudas; sigue
una fórmula infalible.
"Por sus frutos, conoceréis
el árbol", dijo Jesús. Él sigue esta regla
y jamás se equivoca.
Mantener la mirada atenta
El guerrero de la luz conoce el silencio
que se produce antes de un combate importante.
Y este silencio parece decir: "todo
se ha detenido. Es mejor dejar la lucha a un lado y divertirse un
poco".
Los combatientes inexpertos dejan
sus armas en este momento, y se quejan del aburrimiento.
El guerrero está atento al
silencio; en algún lugar está sucediendo algo. Él
sabe que los terremotos más destructivos llegan sin previo
aviso. Él ha caminado por muchos bosques durante la noche;
cuando los animales no hacen el menor ruido, el peligro acecha.
Mientras los demás hablan,
el guerrero se adiestra en el manejo de la espada y presta atención
al horizonte.
Uso de la espada
Cada vez que la espada sale de su
vaina, debe ser usada. Puede servir para abrir un camino, para ayudar
a alguien o alejar un peligro -pero una espada es caprichosa, y
no le gusta ver su hoja expuesta sin motivo.
Por ello, un guerrero jamás
profiere amenazas. Él puede atacar, defenderse, o huir, todas
estas actitudes forman parte del combate.
Lo que no forma parte del combate
es desperdiciar la fuerza de un golpe, hablando de él.
Un guerrero está siempre atento
a los movimientos de su espada. Pero no puede olvidar que la espada
también presta atención a sus movimientos.
No ha sido forjada para usarla con
la boca.
Caer en el abismo
El guerrero -sin querer- da un paso
en falso y se sumerge en el abismo. Los fantasmas le asustan, la
soledad le atormenta. Como siempre buscó el Buen Combate,
no creía que esto pudiera sucederle.
Pero sucedió. Rodeado por la
oscuridad, se comunica con su maestro.
"Maestro, caí en el abismo",
dice. "Sus aguas son profundas y oscuras".
"Hay algo que debes recordar",
responde el maestro. "Lo que te ahoga no es sumergirte sino
permanecer bajo el agua".
Y esto empuja al guerrero a hacer
uso de todas sus fuerzas para salir de la situación en que
se encuentra.
Lidiar con cada instante
La raíz latina de la palabra
"responsabilidad" desvela su significado: capacidad de
responder, de reaccionar.
Un guerrero responsable ha sido capaz
de observar y entrenarse. Incluso ha sido capaz de ser "irresponsable":
a veces se ha dejado arrastrar por la situación, y no ha
respondido, ni reaccionado.
Pero ha aprendido las lecciones; ha
tomado decisiones, ha escuchado consejos, ha tenido la humildad
de aceptar ayuda.
Un guerrero responsable no es el que
coloca sobre sus hombros el peso del mundo; es aquél que
sabe que ha aprendido a lidiar con los desafíos de cada instante.
Saber callar
El guerrero de la luz nunca olvida
el antiguo refrán: "el buen cabrito nunca berrea".
Siempre hay injusticias. Muchas personas
se ven envueltas en situaciones que no merecen -generalmente cuando
no pueden defenderse.
En estos momentos, el guerrero permanece
en silencio. No gasta su energía en palabras, porque ellas
no pueden hacer nada; es mejor utilizar las fuerzas para resistir,
tener paciencia, y saber que Alguien nos está mirando. Alguien
que ve el sufrimiento injusto, y que no está conforme con
lo que sucede.
Este Alguien proporciona al guerrero
lo que más necesita: tiempo. Tarde o temprano, todo volverá
a trabajar a su favor.
Un guerrero de la luz es sabio; no
comenta sus derrotas.
Ser el maestro de la propia espada
Una espada puede durar poco. Pero
el guerrero debe durar mucho.
Por ello no se deja engañar
por su propia capacidad, y evita ser cogido por sorpresa. Da a cada
cosa el valor que merece tener.
Muchas veces, delante de un problema
grave, el demonio susurra en su oído: "no te preocupes
por esto, porque no es grave."
Otras veces, delante de algo banal,
el demonio le dice: "tienes que dedicar todas tus energías
para resolver esta situación".
El guerrero no escucha lo que le está
diciendo el demonio.
Él es el maestro de su espada.