Edición nº 219

Comentar el texto aqui

Rompe este vaso

Rompe este vaso
(pasaje de �A la orilla del r�o Piedra me sent� y llor�)

El vino a �l le hac�a las cosas m�s f�ciles. Tambi�n a m�.

-�Por qu� has parado de repente? �Por qu� no quieres hablar de Dios, de la Virgen, del mundo espiritual?

-Quiero hablar de otro tipo de amor � insisti� -. El que comparten un hombre y una mujer, y en el que tambi�n se manifiestan los milagros.

Lo tom� de las manos. El podr�a conocer los grandes misterios de la Diosa, pero sobre el amor sab�a lo mismo que yo. Por mucho que hubiese viajado.

Y tendr�a que pagar un precio: la iniciativa. Porque la mujer paga el precio m�s alto: la entrega.

Permanecimos durante mucho tiempo de manos dadas. Le�a en sus ojos los miedos ancestrales que el verdadero amor nos pone delante como pruebas que hay que superar. Le� el recuerdo del rechazo de la noche anterior, el largo tiempo que estuvimos separados, los a�os en el monasterio en busca de un lugar en el que estas cosas no sucedieran.

Le�a en sus ojos los millares de veces que hab�a imaginado este momento, los escenarios que hab�a construido a nuestro alrededor, el peinado que yo tendr�a y el color de la ropa que llevar�a. Yo quer�a decir que s�, que �l ser�a bienvenido, que mi coraz�n hab�a vencido la batalla. Quer�a decirle cu�nto lo quer�a, cu�nto lo deseaba en ese momento.

Pero me mantuve en silencio. Presenci�, como si fuese un sue�o, su lucha interior. Vi que ten�a frente a �l mi �no�, el miedo de perderme, las duras palabras que escuch� en momentos semejantes a �ste � porque todos pasamos por esto, y vamos acumulando cicatrices.

Sus ojos empezaron a brillar. Yo sab�a que �l estaba superando todas aquellas barreras.

Entonces solt� una de las manos, agarr� un vaso y lo puse al borde de la mesa.

-Se va a caer � dijo �l.

-Exacto. Quiero que t� lo tires.

-�Que rompa un vaso?

S�, romper un vaso. Un gesto aparentemente peque�o, pero que pon�a en juego miedos que nunca llegaremos a comprender del todo. �Qu� hay de malo en romper un vaso barato � cuando todos nosotros ya hemos hecho esto sin querer alguna vez en la vida?

-�Romper un vaso? � repiti� � Pero, �por qu�?

-Puedo darte algunas explicaciones � le respond� -. Pero, en realidad, es romperlo por romperlo.

-�Por ti?

-Claro que no.

�l miraba al vaso de vidrio al borde de la mesa, preocupado con que se cayese.

�Es un rito de pasaje, como dices t� mismo�, tuve ganas de decir. �Se trata de lo prohibido. Los vasos no se rompen a prop�sito. Cuando estamos en restaurantes, o en nuestra propia casa, tenemos cuidado para que los vasos no est�n situados al borde de la mesa. Nuestro universo nos exige que seamos cuidadosos para que los vasos no se caigan al suelo.

No obstante � segu� pensando � cuando los rompemos sin querer, vemos que la cosa no era tan grave como pens�bamos. El camarero nos dice �No pasa nada�, y nunca en mi vida he visto que se incluyese un vaso roto en la cuenta de un restaurante. Romper vasos forma parte de la vida y no nos hace ning�n da�o ni a nosotros, ni al restaurante, ni al pr�jimo.

Le di un topetazo a la mesa. El vaso se balance�, pero no cay�.

-�Cuidado! � dijo �l instintivamente.

-Rompe el vaso � insist�.

Rompe el vaso � me dec�a a m� misma � pues es un gesto simb�lico. Intenta comprender que yo he roto dentro de m� cosas mucho m�s importantes que un vaso, y que me alegro de haberlo hecho. Vuelve la vista hacia tu propia lucha interior, y rompe este vaso.

Porque nuestros padres nos ense�aron a tener cuidado con los vasos, y con los cuerpos. Nos ense�aron que las pasiones de la infancia son imposibles, que no debemos alejar a los hombres del sacerdocio, que las personas no hacen milagros, y que nadie sale de viaje sin conocer el destino.

Rompe este vaso, por favor � y lib�ranos de todos estos conceptos malditos, de esta man�a que se tiene de explicarlo todo y s�lo hacer lo que los dem�s aprueban.

-Rompe este vaso � le ped� una vez m�s.

�l fij� sus ojos en los m�os. Despu�s, lentamente, desliz� su mano por el tablero de la mesa, hasta tocarlo. Con un movimiento r�pido, lo empuj� al suelo.

El ruido de cristales rotos llam� la atenci�n de todo el mundo. En lugar de disimular pidiendo disculpas, me miraba sonriendo � y yo le devolv�a la sonrisa.

-�No pasa nada! � grit� el joven camarero.

Pero �l no le escuch�. Se hab�a levantado, me hab�a agarrado por los cabellos, y me estaba besando.

Yo tambi�n le agarr� los cabellos, lo abrac� con toda mi fuerza, le mord� los labios, sent� su lengua movi�ndose dentro de mi boca. Era un beso que llevaba mucho tiempo esperando, que hab�a nacido junto a los r�os de nuestra infancia, cuando a�n no comprend�amos el significado del amor. Un beso que estuvo flotando en el aire mientras crec�amos, que viaj� por el mundo a trav�s de los recuerdos de una medalla, que se mantuvo escondido detr�s de las pilas de libros de las oposiciones.
Un beso que se hab�a perdido tantas veces y que ahora hab�a sido encontrado. En aquel minuto de beso se encontraban a�os de b�squedas, de desilusiones, de sue�os imposibles.

Yo lo bes� con fuerza. Las pocas personas que hab�a en el bar, al vernos, pensar�an estar delante de un beso m�s. No sab�an que en aquel minuto de beso se concentraba la trayectoria de mi vida, de la vida de �l, de la vida de cualquier persona que espera, sue�a y busca su camino bajo el sol.

En aquel minuto de beso se juntaban todos los momentos de alegr�a que hab�a vivido hasta entonces.

 

 
Edición nº 219
Agenda: si desea saber dónde estará Paulo Coelho a lo largo de este mes, haga clic aquí.