Edición nº 112A

Un día cualquiera de 2006

Un día cualquiera de 2006

     Hoy está lloviendo mucho, y la temperatura ronda los 3º C. He decidido salir a caminar; creo que si no camino un poco todos los días, no puedo trabajar bien. Sin embargo, hay también un fuerte viento, y pasados diez minutos vuelvo a meterme en el coche. Cojo el periódico en la oficina de correos. Nada importante, a excepción de lo que los periodistas han decidido que debemos saber, observar, y la posición que debemos adoptar al respecto.
      Voy al ordenador para leer mis mensajes electrónicos.
      Nada nuevo, algunas cuestiones sin importancia, que en poco tiempo resuelvo.
     Intento un poco de tiro con arco, pero el viento sigue soplando con fuerza y es imposible. Ya terminé mi libro bianual, que esta vez se titula El Zahir, y todavía faltan algunas semanas para su publicación. Ya he escrito las columnas que publico en internet. Ya redacté el boletín de mi página web. Me he hecho un chequeo del estómago que afortunadamente no ha detectado ninguna anomalía (me habían asustado mucho con la historia del tubo que entra por la boca, pero no es tan terrible) Fui al dentista. Los billetes de mi próximo viaje en avión, que se estaban retrasando, llegaron por correo urgente. Tengo algunas cosas que hacer mañana, y hay cosas que terminé ayer, pero hoy...
     Hoy no tengo absolutamente nada en lo que concentrar mi atención.
      Me asusto: ¿no debería estar haciendo algo? Bueno, si quisiera buscarme algún trabajito, no me costaría mucho: siempre tenemos proyectos que hay que desarrollar, lámparas que cambiar, hojas secas que barrer, archivos del ordenador que hay que organizar, etc. Pero, ¿qué tal si encaramos el vacío total?
      Me pongo un gorro, ropa térmica, un impermeable, y salgo al jardín; de esta manera conseguiré aguantar el frío durante las próximas cuatro o cinco horas. Me siento en el césped mojado, y me pongo a hacer mentalmente una lista de todo lo que se me pasa por la cabeza:
      A] Soy inútil. Todo el mundo está en este momento ocupado, trabajando duro.
      Respuesta: yo también trabajo duro, a veces hasta doce horas al día. Hoy, por casualidad, no tengo nada que hacer.
      B] No tengo amigos. Estoy aquí solo, siendo uno de los escritores más famosos del mundo, y el teléfono no suena.
      Respuesta: claro que tengo amigos. Pero saben respetar mi necesidad de aislamiento cuando estoy en el viejo molino en St. Martin, en Francia.
      C] Tengo que salir para comprar cola.
      Sí, acabo de recordar que ayer necesitaba cola. ¿Qué tal si cojo el coche y me acerco a la ciudad más próxima? Y en este pensamiento me detengo. ¿Por qué es tan difícil quedarse como estoy ahora, sin hacer nada?
      Una serie de pensamientos cruza mi cabeza: amigos que se preocupan de cosas que todavía no han ocurrido, conocidos que son capaces de ocupar cada minuto de sus vidas con tareas que a mí me parecen absurdas, conversaciones sin sentido, largas llamadas telefónicas para no decir nada importante. Jefes que se inventan trabajo para justificar sus cargos, funcionarios que tienen miedo porque no se les ha dado nada importante que hacer ese día, lo cual puede querer decir que ya no son necesarios, madres que sufren porque sus hijos han salido, estudiantes que sufren por los estudios, las pruebas, los exámenes.
      Entablo una larga y dura lucha conmigo mismo para no levantarme e ir a la papelería a comprar la cola que me hace falta. La angustia es inmensa, pero estoy firmemente decidido a quedarme aquí, sin hacer nada, por lo menos durante algunas horas. Poco a poco, la ansiedad va dando paso a la contemplación, y comienzo a oír a mi alma. Estaba loca por hablar conmigo, pero yo estoy siempre ocupado.
      El viento sigue soplando con fuerza, sé que hace frío, que llueve, y que mañana tal vez tenga que comprar cola. No estoy haciendo nada, y estoy haciendo lo más importante en la vida de un hombre: estoy oyendo lo que necesitaba oír de mí mismo.

Nuevo libro
El Zahir se publica en todo el mundo este año. Para más información, haga clic aquí

 
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