Edición nº 108

El guerrero de la luz y sus contradicciones

El guerrero de la luz y sus contradicciones

Tomar la decisión de seguir la luz
     El guerrero de la luz empieza a pensar que es mejor seguir la luz. Él ya engañó, mintió, se desvió de su camino, cortejó las tinieblas. Y todo siguió saliendo bien, como si no hubiera pasado nada. Pero ahora quiere cambiar sus actitudes.
     Al tomar esta decisión, oye cuatro comentarios: “siempre has actuado de forma errada. Eres demasiado viejo para cambiar. No eres bueno. No lo mereces.”
     Entonces mira al cielo. Y una voz le dice: “bien, querido mío, todo el mundo ha cometido errores. Estás perdonado, pero yo no puedo forzar este perdón. Decídete.”
     El verdadero guerrero de la luz acepta el perdón, y empieza a tomar algunas precauciones.

Un nuevo paso en falso
     Como nada cambia de la noche al día, el guerrero da un nuevo paso en falso y se lanza una vez más al abismo. Los fantasmas lo provocan, la soledad lo atormenta. Como ahora es más consciente de sus actos, no pensaba que pudiera volver a suceder esto.
     Pero sucedió. Envuelto en la oscuridad, se comunica con su maestro.
     "Maestro, he caído de nuevo en el abismo,” dice. “Las aguas son profundas y oscuras.”
     "Recuerda una cosa,” responde el maestro. “Lo que ahoga no es la zambullida, sino el permanecer bajo el agua.”
     Y el guerrero emplea el resto de sus fuerzas para salir de la situación en la que se encuentra.

Entender el sentido de la tregua.
     Un guerrero de la luz no se limita a repetir siempre la misma lucha. Si, después de algún tiempo, el combate sigue sin avances ni retrocesos, comprende que hay que sentarse con el enemigo y buscar una tregua.
     Ambos ya practicaron el arte de la espada, y ahora necesitan entenderse. Es un gesto de dignidad, no de cobardía. Es un equilibrio de fuerzas, y un cambio de estrategia.
     Trazados los planes de paz, los guerreros vuelven a sus casas. No necesitan demostrar nada a nadie. Libraron el buen Combate, y mantuvieron la fe. Cada uno cedió un poco, aprendiendo así el arte de la negociación.

Tener cuidado con los comentarios
     Un guerrero sabe que las tinieblas utilizan una red invisible para extender su mal. Esta red atrapa cualquier información suelta en el aire, y la transforma en intriga. Todo lo que se dice de alguien acaba siempre llegando a los oídos de los enemigos de esa persona, aumentado por la tenebrosa carga del veneno y la maldad.
     Por eso el guerrero, cuando habla de las actitudes de su hermano, imagina que éste está presente, escuchando lo que dice. Así, desarrolla el arte de la prudencia y la dignidad.
     Y se acerca cada vez más a la luz que entró por su ventana, y que ahora ilumina toda su alma.

Amor y combate
     El guerrero de la luz a veces lucha con aquél a quien ama.
     Aprendió que el silencio significa el equilibrio absoluto del cuerpo, del espíritu y del alma. El hombre que preserva su unidad, jamás será dominado por las tempestades de la existencia; tiene fuerzas para superar las dificultades y seguir adelante.
     Sin embargo, muchas veces se siente desafiado por aquéllos a quienes intenta enseñar el arte de la espada. Sus discípulos lo incitan al combate.
     Y el guerrero demuestra su capacidad: con unos golpes, tira por tierra las armas de los alumnos, y vuelve la armonía al lugar donde se reúnen.
     "¿Por qué haces esto, si eres tan superior?”, pregunta un viajero.
     "Porque, de esta forma, mantengo el diálogo”, responde el guerrero.

Soledad y dependencia
     Un guerrero, cuando sufre una injusticia, generalmente busca la soledad, para no mostrar su dolor a los demás.
     Es un comportamiento bueno y malo a la vez.
     Una cosa es dejar que tu corazón cure lentamente sus heridas. Otra cosa es meditar profundamente todo el día, con miedo a parecer débil.
     Dentro de cada uno de nosotros existe un ángel y un demonio, y sus voces son muy parecidas. Ante la dificultad, el demonio alimenta esta conversación solitaria, intentando demostrarnos lo vulnerables que somos. El ángel necesita la boca de otra persona para manifestarse.

Prisa y paciencia
     Un guerrero de la luz necesita al mismo tiempo paciencia y rapidez. Los dos mayores errores de la estrategia son: actuar antes de tiempo y dejar pasar la oportunidad.
     Para evitar esto, el guerrero trata cada situación como si fuese única, y no aplica fórmulas, recetas u opiniones ajenas.
     El califa Moauiyat preguntó a Omar Ben Al-Aas cuál era el secreto de su gran habilidad política:
     “Nunca me metí en ningún asunto sin haber estudiado previamente la retirada; por otra parte, nunca entré y quise salir corriendo enseguida”, fue la respuesta.

Paz y actividad
     En el intervalo del combate, el guerrero descansa.
     Muchas veces pasa días sin hacer nada, pues su corazón así se lo exige.
     Pero su intuición permanece alerta. No comete el pecado capital de la Pereza, porque sabe a dónde lo puede conducir: a la floja sensación de las tardes de domingo, donde pasa el tiempo y nada más.
     Un guerrero descansa y ríe. Pero siempre estará atento.

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